Historia

Un paseo por estas entrañables poblaciones con sus pintorescas calles, sus iglesias y ermitas, sus casas solariegas y por su término con sus rutas dominadas por paisajes de olivos, almendros y carrascas nos convierten a las piedras, los árboles, las tierras y los hospitalarios vecinos en un mágico encanto. Recorrer sus caminos es disfrutar del paisaje convertido en poesía.

Buscar los orígenes de estas dos poblaciones que conforman hoy en un único municipio es remontarnos a la prehistoria y hablar de los restos hallados junto al río Sosa: cerámicas con asas de apéndice de botón que pueden agruparse en dos conjuntos: uno de vasos pequeños carenados lisos con superficies bruñidas, paredes finas o medianas y asas de cinta vertical, y otros grandes de perfil ovoide o globular decorados con cordones de superficies alisadas, paredes gruesas y asas de cinta con cordones que se adosan al cuerpo superior.

Poco sabemos de los pobladores ilergetas que habitaron este valles aunque la toponimia de ambas poblaciones puede tener ese origen. Según Corominas, Alins sería un nombre prerromano de voz ibérica.

Para otros ambas poblaciones tienen topónimo árabe identificado por el prefijo al-. Así surgiría alins (el templo) o al-zany (la fortaleza). Ubieto Arteta identifica el lugar con la Almunia de Abin Ferruz.

Azanuy pudo ser conquistado a los musulmanes en el año 1089, año en que Sancho Ramírez toma Monzón y San Esteban. Al norte quedaban los castillos pertenecientes al conde de Urgel: Calasanz o Momagastre. Azanuy se perdería al igual que Calasanz o San Esteban por las razzias sarracenas.

La Edad Media

La primera mención documental de Azanuy aparece en el año 1093, en la colección diplomática de Pedro I, que sería el que reconquistaría Calasanz en el año 1102. Un año después concedía al priorato de San Bartolomé de Calasanz algunos derechos y posesiones en Azanuy, lo que hace suponer que de nuevo estaba en tierras cristianas. La iglesia de Alins, dedicada a San Juan Bautista, fue entregada por el obispo de Roda, Poncio, al abad Bernardo de Alaón de Sopeira.

Alfonso I nombraría señor o tenente de Azanuy a Pedro Humbert. Tras la caída de este rey en las puertas de Fraga a manos musulmanas varios territorios literanos se perdieron o se encontraron indefensos ante las continuas incursiones.

Definitivamente Ramón Berenguer IV tomaría Tamarite y varias poblaciones literanas, entre ellas Alins y Azanuy. Alins sería donado a Pedro de Estupiñán.
En 1213 Pedro II concedió los castillos de Alins y Juseu al monasterio cisterciense de Granja de Escarpe.

En 1283 se verificó la unión de la iglesia de Azanuy al arcediano de Benasque, que era una dignidad de la catedral de Roda. En 1299 Jaime II donaba a Ramón de Molina la población y castillo de Alins.

Ya en la Baja Edad Media, Alins sería donado por García Pérez de Cabana a Guillermo Jiménez de Urrea en el año 1326, mientras que en el año 1328, Azanuy pertenecía al monasterio de Sigena hasta que, siendo priora la infanta Blanca, es comprado por el conde de Ribagorza por 22.000 escudos. El conde nombra como señor a Domingo Quílez. A partir de ese momento, tanto Azanuy como Alins quedarán vinculados al condado de Ribagorza.

Alins queda despoblado hacia el 1400 por lo que el conde de Ribagorza y duque de Gandía, Don Alonso perdonó los impuestos a los vecinos para que volviesen a repoblarla.

En el año 1407 aparece como señor de Azanuy el citado, don Alonso que lo donará a un nieto suyo, Hugo. En el año 1425 el rey Alfonso V confirma la donación al condado de Ribagorza.

Al final de la Edad Media Azanuy aparece con 54 fuegos y Alins con 4. Azanuy tuvo hospital para el acogimiento de peregrinos y pobres.
Edad Moderna

En el año 1528 Gullermo de Urrea toma posesión y homenaje de Azanuy por 15.000 escudos, mientras que la población vivirá las alteraciones de la Ribagorza, al final de cuyo período tanto éste como Alins pasarán a la corona.

Los diezmos de Azanuy eran del arcediano de Benasque que donaba a la iglesia cera blanca y vino. El cabildo de Solsona percibía la décima parte de algunas heredades de los montes.

Destacar en este período a Fray Juan de Beltrán, consejero de Carlos V, y a Fray Juan de Santisteban de Falcés y Salas, arzobispo de Brindisi, ambos hijos ilustres de la población. Existían ermitas dedicadas a San Félix, Santa Bárbara, San Pedro, y San Jorge y capillas en honor de los santos Fabián y Sebastián en casa Valonga y la de San Antonio en la plaza Mayor.

En el año 1637 en la visita pastoral que realiza Bernardo Cavallero, de Lérida, aparece como rector de Alins, Juan Perat y el lugar tiene 7 vecinos. El obispo ordena en Azanuy bajo pena de excomunión al bayle, jurados y concejo pongan el Santísimo Sacramento . La población consta de 44 fuegos.

En el año 1642 en la Guerra de Secesión o guerra des segadós, Azanuy será saqueada por el general francés Laforeche y sus tropas. La parroquia tiene abierta una escuela cuyo maestro es nombrado por el capítulo clerical. Destaca en estos años Juan Valonga, jurista y catedrático de la Universidad de Huesca.

En el siglo XVIII debemos destacar a Sebastián Guilleuma de Alins, coronel de la guardia de corps. Al finalizar el siglo en Azanuy habitan 688 personas y en Alins, 110.

En la visita realizada en 1737 por Gregorio Galindo se dice que en la iglesia de Alins hay dos altares, el uno del Santo Cristo y el otro de Nuestra Señora del Rosario y dos capillas sin altares. En el monte o término existen tres ermitas: una bajo la invocación de Santa María, otra bajo la invocación de San Lorenzo y la tercera bajo la invocación de la Virgen.

Las primicias las paga todo vecino con diezmos y consisten en 14 almudes de cada especie en grano, 14 almudes de olivas y una carga de ocho arrobas de uvas. Esta primicia la recibe siquiera imposición graciosa la colegial de Tamarite.

En Azanuy la iglesia de la Asunción consta de nueve altares, siendo tres de patronato: percibe los frutos decimales de esta parroquia el arcediano de Benasque.

El patrón de la localidad es San Pedro mártir, cuya devoción procede del convento de los dominicos de Linares. Otro patrón, San Sebastián da origen a sus fiestas de invierno. Una capilla recuerda el lugar donde la peste se paró tras la invocación del pueblo al santo.

En el año 1785, según señala Castillón Cortada, el arcediano de Benasque pagaba al maestro con tres cahíces de trigo, dos nietros de vino y la villa le daba 16 sueldos. Los niños que asistían le pagaban 18 sueldos. Acudían 20 niños y el maestro tenía la obligación de enseñar las primeras letras y cuentas y la doctrina cristiana. Además debía tocar el órgano durante las festividades.

Edad Contemporánea

La invasión francesa en la Guerra de la Independencia traerá consecuencias graves para ambas poblaciones. Alíns verá como su iglesia es destrozada, tal como se apunta en la visita pastoral de 1826: la iglesia fue robada por las tropas de Napoleón y se halla desde entonces reducida a la suma pobreza e indecencia que causa grave sentimiento en su párroco, varias veces la ha hecho presente a su ayuntamiento y nada ha remediado. En la visita se destaca que el párroco (en aquellos años Ramón Raso) es el que recibe los diezmos del término municipal. El recibe la novena parte de todos los frutos y el Seminario de Lérida, la sexta parte, excepto de corderos y vino. El colector recogía los frutos que eran llevados a casa Abadía. En la visita se da cuenta de que en la iglesia están las sepulturas de Miguel Guilleuma, Narciso Nayla, Francisco Zarroca, Pedro Sanmartín y Domingo Uguet, notables del lugar.

En Azanuy el rector es Antonio Galindo. Existen además de la parroquial las capillas de la casa de Don Diego Valonga, bajo la advocación de San Antonio Abad, y otra capilla junto a la casa de Don Manuel Coll, bajo la advocación de San Sebastián. Existe en el pueblo seis cofradías y un hospital sin renta. Si los enfermos son forasteros se les mantiene por la limosna.

En el año 1840 Azanuy cuenta con 977 habitantes y Alíns con 117. Por el Diccionario de Madoz sabemos que en Azanuy se produce aceite, trigo, vino, pocas legumbres, menos hortalizas y cáñamo; cría ganado lanar y cabrío en corto número y caza de perdices, liebres y conejos.. Además posee telares de lienzo ordinarios y dos molinos de aceite. El terreno participa de monte y de llano, es de mediana calidad y de secano, las tierras de regadío son muy pocas; éste beneficio se les dispensa a brazo, extrayendo el agua por medio de cañolas de los aljibes en los que se recogen los de las lluvias, pues aunque también hay algunas fuentes en el término y un arroyo o barranco llamado Sosa, apenas se aprovechan sus aguas, y las del arroyo más bien sirven en sus fuertes avenidas para causar perjuicio a sus campos inmediatos.

En Alins se señala que a pie e inmediación del pueblo hay dos pozos de cuyas aguas no se sirven los vecinos por ser salitrosas y margas; usan las de una fuente que brota a Œ de hora de distancia, junto a la montaña, las cuales son de buena calidad y tan abundantes que abrevan también en ellas las bestias y ganados. Produce trigo, cebada, centeno, vino, aceite y cría ganado lanar y cabrío. En su término hay lobos, zorros, liebres y perdices.

En este siglo descuella en esta población el escolapio Isidoro Griava, nacido en 1811 y muerto en Zaragoza en 1878. Fue rector de Fraga, Sos y Peralta y autor de un libro de aritmética. En Azanuy nacía en 1863 otro ilustre escolapio, el padre Teodoro Noguera Riverola. Fue profesor de matemáticas en la Universidad Pontificia de Zaragoza. Llegó a América en 1902, donde desarrolló sus actividades apostólicas en Argentina, Chile y Bolivia. Fue rector de los colegios de Concepción y Buenos Aires. Escritor y poeta ganó concursos literarios en Lérida y Burgos, muriendo en Buenos Aires en el año 1942.

Al finalizar el siglo Azanuy supera el millar de habitantes, marcando el cenit de su curva de población, mientras que Alíns casi llega a los 200. La población se encuentra agrupada y tan sólo en Azanuy está el caserío de Herbera y en Alíns el de Bardají, habiéndose construido estos años una capilla dedicada a la Virgen del Carmen en el mas de Joaquín Moner, vecino de Fonz.

El siglo XX traerá una recesión demográfica en ambas poblaciones propiciada por la guerra civil y el éxodo rural de los años sesenta. En el año 1969 Alíns se agrega a Azanuy formando el municipio actual.

Un personaje ilustre de Azanuy será José María Castro y Calvo. Nació en Zaragoza en 1903, pero su vida estuvo muy vinculada a esta población pues allí estaba la casa solariega de sus padres. Fue Decano y Vicerrector de la Universidad de Barcelona. Publicó numerosos estudios sobre literatura española. En 1967 aparece su Historia de la Literatura española. En el año 1968 publica unas memorias tituladas Mi gente y mi tiempo . Otras obras suyas son Una biografía vulgar, La vida y el camino, El agualí, etc.

Si visitamos estos dos lugares podremos disfrutar de una agradable jornada. En Azanuy el trazado de sus calles corresponde a diferentes épocas y conservando su carácter los diferentes añadidos los han sabido convertir en un pueblo pintoresco y acogedor. La iglesia parroquial con alzado de ladrillo cara vista e interior de tres naves, consta de crucero y cúpula hemisférica con linternas del siglo XVIII. Destacar casa Valonga, la biblioteca particular de Castro y Calvo o la ermita de Santa Bárbara.

Alins del Monte es la típica aldea con castillo roquero del que aún se distinguen algunos cimientos. Fue una fortaleza o recinto amurallado al que correspondió posteriormente el caserón de los Guilleuma. Esta casa señorial, hoy semiabandonada, consta de varias estancias utilizadas para residencia, cuadras, granero, etc. De la parroquial destaca su ábside románico en la que se conserva la sepultura de los Zarroca. Mención especial merece su molino de aceite.


Azanuy ha destacado por su prestigiosa Semana Cultural que en el 2004 llegó a su XXV edición y por la que han desfilado personalidades del mundo de la cultura, la política, el deporte o los espectáculos, destacando entre todos ellos el General Gutiérrez Mellado, que pronunció la conferencia inaugural el 18 de enero del año 1986.

"Posiblemente debo ser el conferenciante que más veces ha sido invitado a su Semana Cultural: en siete ocasiones, en cuatro de ellas con mi compañero y amigo Celedonio García. Siempre nos hemos sentido muy a gusto en Azanuy, por el trato, la hospitalidad y el mimo y cariño que todo el pueblo vuelca en sus visitantes. Por ello como decía Paco Calasanz 'Anam a colaborá toz y anem a fe el lluga mes majo, el mes majo del mon'".