Iglesia compuesta por una nave de planta rectangular precedida de un pequeño porche y ábside semicircular de menor altura en la cabecera.
El edificio se levanta sobre un zócalo de mampostería con rejuntado muy grueso y muros revocados y pintados de blanco, animados por las líneas de ladrillo a cara vista que se utilizan para remarcar los volúmenes, delimitar la fachada y el porche, articular los paramentos, destacar los vanos y resaltar la cornisa. Todo el edificio resulta así nítidamente perfilado por estas hiladas de ladrillo que, en contraste con el blanco, constituyen su único elemento decorativo. La nave tiene sus paramentos delimitados por esquineras de ladrillo y divididos en dos tramos por una pilastra central.
Predominan los vanos de iluminación en arco de medio punto de ladrillo: cuatro en la nave (dos por cada lado, uno por tramo) y dos en el ábside, a lo que se suma un óculo circular en el hastial que sobresale por encima del ábside, y otro de diseño más complejo en la fachada, a modo de triple vano de perfil lobulado.
La fachada es un hastial liso que se prolonga ligeramente por encima de la nave, delimitado por gruesas esquineras de ladrillo a modo de pilastras rematadas en bolas; queda abierta por el vano triple mencionado y terminada en un piñón triangular coronado por una sencilla espadaña, de un hueco en arco de medio punto y cruz metálica.
El porche es un cuerpo abierto y de pequeñas dimensiones, apoyado en el muro de la nave y sostenido en su frente por pilares sobre los que apea un arco de medio punto rebajado cuyo diseño se repite en el arco de la puerta de entrada a la nave.
Todas las cubiertas son de teja árabe.
El interior es un espacio unitario cubierto por bóveda de cañón. Un arco rebajado sobre pilares adosados al muro, todo ello de ladrillo a cara vista, separa a modo de arco triunfal la nave del presbiterio, que se cubre con bóveda de cascarón. Como elemento decorativo se perfilan en tono oscuro las líneas volumétricas principales, en correspondencia con el exterior.
El entorno de la ermita está bien acondicionado. Cuenta con una “puerta de entrada” consistente en dos columnas sobre las que descansa un letrero de forja en el que se lee el nombre de la ermita, la localidad y la fecha de su colocación: 4-12-85. La ermita está circundada por un murete bajo de mampostería que reproduce su forma general y en la explanada que hay frente a ella una piedra circular informa de la dirección y distancia de los distintos santuarios marianos de la zona. La ermita constituye un mirador excelente dada su ubicación.